Carta de Guillermo Almeyra (y respuesta)

Publicamos una carta que nos envío Guillermo Almeyra, a propósito de la lectura de este post que publicamos a fin de año. Abajo nuestra respuesta.

Carta de Guillermo Almeyra (recibida el 28/01/2013)

Estimado Fernando Rosso:

Primero, una cuestión de forma que, comos sabés, también es de fondo. Quien rechaza la acusación de sectario (o, en el caso del PTS, de sectario ma non troppo) que se le hace a su partido debería evitar el recurso inveterado a un tonito de perdonavidas (“Katz está flojo de papeles”, yo no conocería bien la izquierda, en la que milito desde hace 70 años y sobre la cual enseño probablemente desde hace más años que el ingreso de Rosso a la vida política activa). Si se establece un nivel de respeto y de igualdad, al menos formal, la discusión será más seria, profunda y fructífera, como creo todos queremos.
En segundo lugar los partidos que dicen ser trotskistas no son toda la izquierda ni la izquierda de origen controlado y, algunos de ellos, como el PO, son el ejemplo viviente de lo que no debe ser la izquierda revolucionaria. Es legítimo y hasta necesario hacer un frente electoral con gente así, pero no lo es no dedicar un esfuerzo especial de estudio, serio y profundo, al análisis de la fase actual del capitalismo mundial, de lo que sucede en Argentina, en particular en la clase trabajadora, o a un balance del trotskismo y de qué sigue siendo válido en las posiciones de Trotsky (que Uds., muy loablemente, editan para las jóvenes generaciones pero que deben ser aggiornadas y confrontadas con la realidad).
La inactividad del FIT salvo en los períodos electorales y la lamentable carencia de una revista teórica abierta a todos los revolucionarios que trate de aplicar el pensamiento marxiano al estudio de la realidad actual para desprender de allí conclusiones políticas, son dos ejemplos que ilustran por qué muchos decimos que los partidos que dicen ser trotskistas se limitan al obrerismo y a la agitación, dejando la educación socialista para la propaganda del sol del porvenir que según ellos será inevitablemente socialista.
En cuanto al sectarismo light del PTS, sería bueno que un partido que, en las fábricas, sabe trabajar con la diversidad de opiniones, no utilizase el ninguneo para ignorar a quienes, a su izquierda, pueden agregar algo a la educación política de los militantes, tanto en el campo de la lucha mundial por el socialismo, de la caracterización de la fase y de las tareas y de la definición de los movimientos políticos y sociales, como en la discusión sobre cómo construir en Argentina una programa de transición que no sea meramente la repetición mecánica del elaborado por Trotsky en 1938. Por ejemplo, ni en tu blog ni en el del IPS ni en El Diablo se llama Trotsky, ponen entre los blogs amigos o entre los que Uds. leen a La Jornada Quincenal y limitan su apertura a la importante e incluso indispensable revista web Sin Permiso, de cuyo Comité de Redacción formo parte, la cual es de izquierda sí, pero ecléctica o a Viento Sur, que es interesante, pero tan light, aunque para otro lado, como Uds…
No se gana nada, además, con subestimar la organización nacional de muchos grupos provenientes de diversas expresiones del viejo espontaneísmo, que hasta ahora estaban más o menos alimentados por las barbaridades teóricas- hoy en crisis- difundidas urbe et orbe por Holloway o el EZLN. Las ironías sobre el neoelectoralismo de parte de este sector pasan por alto que, en la fase actual, la participación electoral es absolutamente necesaria para toda la izquierda que no quiera vivir en una cueva y que lo que hay que discutir en realidad es cómo combinar la actividad cotidiana de propaganda y organización anticapitalista con una participación en las elecciones que no se limite a mendigar “un voto para Altamira” y se dé por objetivo la conquista de uno o más diputados (la cual, me apresuro a decirlo, no es un fin en sí mismo sino un medio para seguir organizando desde dentro mismo de una institución adversa). Además, habría que ayudar a estos compañeros que están queriendo formar un partido a romper con las teorías castrantes que hasta ahora difundían, en vez de verlos como competidores electorales que pueden sacarle votos al agonizante FIT.
El peronismo clásico, por último, fue un partido burgués, de base aplastantemente obrera, que controlaba a los trabajadores mediante la casta burocrática sindical de ideología, intereses y métodos capitalistas, gracias a que los obreros seguían una ideología de unión nacional, asumían el antiimperialismo como nacionalistas, no como internacionalistas, y se daban como objetivo un capitalismo de reformas y distributivo “justicialista”, no un régimen social diferente. El cristinismo ha roto con eso y se apoya según las teorías de Laclau –que hay que discutir (leé al respecto la reseña que hice a su opera magna en Crítica y Emancipación, de CLACSO), en la idea de que las clases han desaparecido y de que el nuevo sujeto del cambio es la juventud (sobre todo si se le paga bien y se le dan cargos, como a los de la Cámpora y otras agrupaciones similares). ¿No te parece que habría que discutir las consecuencias de esa ruptura de principio con los trabajadores que se refleja muy deformadamente en la actitud de CFK con respecto a los diversos sectores burocráticos? ¿No creés que hacer claridad sobre eso dará una base sólida para acuerdos con sectores amplios que no están ni estarán en las sectas o semisectas “trotskistas” entre otros cosas porque la idea de partido, dados sus orígenes, les causa escozor y la caricatura del bolchevismo a la PO les espanta?
Hay mucha tela para cortar, pero por ahora dejo esto aquí, con una exhortación a una discusión respetuosa y fraterna y que esta carta sea publicada y no en viada al canasto de los papeles.
Saludos cordiales,

Guillermo Almeyra

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Respuesta: 

Estimado Guillermo Almeyra:

Respondo esquemáticamente algunas cuestiones:

1) Posteriormente a tu carta y luego de tu lectura de este post, recibí otro mail personal en el que afirmás: "Estimado: Leí tu crítica a Katz, en este caso argumentada y respetuosa, cosa que me alegra". Creo que esto relativiza tu crítica sobre el presunto ninguneo de "tono inveterado". Efectivamente después de la afirmación que hice en ese post, me tomé el trabajo de leer el largo artículo de Claudio Katz y volcar unas reflexiones para fundamentar lo que allí había afirmado. En el caso del desconocimiento de la vida y la actuación actual de la izquierda que percibí en tus afirmaciones, tiene su base en las críticas generales e indiferenciadas a "los partidos trotskystas" que se publicaron en Sudestada, donde hacés de hecho "abstracción" de la rica lucha de tendencias que hay entre los partidos del FIT, donde "no todos los gatos son pardos" (aunque mencionás la iniciativa editorial del PTS). O también en esta afirmación que se publicó en La Jornada el 28/10/12: "Hay por último otros sectores que, por su origen o por razones históricas, son combativos y hasta lanzan declaraciones contra el capitalismo y colaboran con partidos anticapitalistas, pero reducen el margen de decisión de las asambleas de base y defienden contra toda competencia política el verticalismo del núcleo dirigente (como sucedía siempre, por ejemplo, en la izquierda sindical metalúrgica de la CGIL italiana y sucedió en la última elección en la fábrica ceramista Zanón en Argentina)". Afirmar que en las últimas elecciones en Zanón se "redujo el margen de decisión de las asambleas de base para defender contra toda competencia política el verticalismo de los dirigentes", es tan alejado de la verdad que opté por atribuirlo al desconocimiento, no en general de la historia y el presente de la izquierda, sino de esas especificidades. 
2) Sobre las limitaciones del FIT en relación a la falta de una revista de debate, estamos totalmente de acuerdo y de hecho fuimos quienes más insistimos en la Asamblea de Intelectuales de Apoyo al FIT para que ese proyecto pueda hacerse realidad. Pero nuevamente se repite una crítica abstracta a un "obrerismo y agitacionismo" que caracterizaría por igual a "los partidos trotskytas", cuando insisto, hay programas y sobre todo estrategias y prácticas políticas distintas que son discutidas permanentemente en los periódicos y materiales de los distintos partidos.
3) Sobre nuestro universo de lectura, creo que tenemos y hemos demostrado una gran amplitud para debatir con variadas corrientes de pensamiento, no solo nacional, sino internacional, polémicas expresadas en nuestras revistas "Estrategia Internacional" o "Lucha de Clases". El parámetro un poco arbitrario de las páginas que aparecen en los blogs (que son ámbitos de reflexión, a veces informal, pero útiles para poner a circular ideas que luego se mejoran e enriquecen colectivamente), no es suficiente para definir injustificadamente un presunto "sectarismo" ideológico-político.
4) No subestimamos a la Izquierda Independiente que ahora se propone participar en el terreno electoral porque le recordemos que todos estos años criticaron unilaterlamente a "la forma partido" y a la "izquierda electoralista" y ahora pretendan presentarse a elecciones. La cuestión es que dar ese "salto" sin sacar las conclusiones de toda su etapa anterior de la "anti-política radical", puede llevarlos al reverso de la moneda, es decir, al "politicismo electoralista". Su primera intervención pública, con un discurso light, más cercano a Pino Solanas que a la izquierda, nos confirmó esa previsión. La mejor "ayuda" que podemos brindarles a los honestos  compañeros que forman parte de este proyecto y "que quieren formar un partido" es una crítica frontal y honesta sobre su estrategia y su programa. Además, estos compañeros son los que levantan la política de "apoyar lo bueno y criticar lo malo", que como afirmamos es una versión elegante de la política del mal menor.
5) La última cuestión que planteás es, desde mi punto de vista, la discusión más interesante. Aunque no sé que se habrá entendido de lo que planteo alrededor de cristinismo en el post, parto de tener acuerdo y tomar algunas afirmaciones que hacés en Sudestada sobre el proyecto político de "ruptura" del cristinismo con el movimiento obrero (fundamentada con las teorías de Laclau). Así como también a la inversa (o como respuesta) el inicio de ruptura de franjas del movimiento obrero con el gobierno. Ambas cuestiones tienen una expresión (ultra) distorsionada en la ubicación de la burocracia sindical en general y de Moyano en particular. En este sentido afirmaba en el post que esta orientación del cristinismo de ninguneo del movimiento obrero puede ser "la más peligrosa fuente de posibles errores estratégicos". Determinar políticamente como se expresa esta contradicción en amplios sectores de la base de la clase obrera, puede permitir precisar los caminos y las posibilidades para que una izquierda de los trabajadores avance en su construcción política. En el diagnóstico creo que tenemos acuerdo, en la política (por lo que leí de tu último escrito) no tanto (pero esto será para futuros debates).

Fraternalmente
Fernando Rosso (01/02/2013)

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