Lear: muy lejos de la normalidad





Los delegados a quienes el SMATA revocó ilegalmente el mandato en una asamblea fraudulenta y a quienes la justicia reinstaló en la fábrica denuncian agresiones cotidianas dentro de las instalaciones. Una patota que opera bajo las estrictas órdenes de la gerencia los increpa y ataca de manera permanente. Los despedidos que acampan afuera y los abogados también denuncian varios ataques y mensajes mafiosos.



Fernando Rosso
@RossoFer

Lejos de las afirmaciones del Secretario de Seguridad Sergio Berni, -que insólitamente por momentos parece ocupar el cargo de Ministro de Trabajo-, las actividades en la planta de la autopartista Lear distan mucho de ser “normales”. 
No es normal la militarización cotidiana de la fábrica y sus alrededores por parte de un operativo conjunto de la gendarmería y la policía bonaerense. 
Pero además, a este amedrentamiento constante se sumaron hechos de violencia ejercidos dentro de la planta por parte de una patota que responde a SMATA y que opera bajo las órdenes de miembros de la gerencia de la empresa contra los delegados que debieron ser reinstalados después de sucesivos fallos judiciales a su favor. 
Así lo denunció Ruben Matu, uno de los trabajadores reincorporados en una carta a documento enviada a la empresa el día lunes 25/8. “Atento a que desde mi ingreso al establecimiento laboral el personal de dirección de esa empresa liberó de prestar tareas a unas 50 personas (la carta aporta alrededor de 20 nombres NdR), una verdadera patota comandada y dirigida por personal jerárquico de esa empresa como el señor Quiroga y otros líderes y supervisores permanentemente se encuentra hostigando, amenazando y ejerciendo violencia sobre el suscripto”. Identifica a estas personas con la lista Verde oficialista del sindicato SMATA y afirma que se llegó al extremo de “sacarnos a los golpes, empujones y amenazas de los puestos donde estábamos trabajando”. 
Esta denuncia fue ratificada y reforzada en una nueva carta a documento enviada el martes 26/08 donde se relatan los nuevos hechos: “Dado que en el día de la fecha se han repetido los episodios de ataques, violencia y amenazas contra el suscripto por parte de las personas que Ud. mantiene liberados de prestar tareas y nuevamente al mando de los Gerentes de esa empresa. Pero además agrega que “esta vez uno de los ataques al suscripto incluyo arrojar gas pimienta en la cara y con empujones, golpes y amenazas incluyendo lesiones”.
Según informó el abogado que representa a los delegados y a los trabajadores despedidos, el Dr. Edgardo Moyano, este miércoles 26 se denunciarán penalmente estos hechos en los Tribunales de San Isidro. El escrito afirma que “el personal de dirección de la empresa (al que se identifica con nombre, apellido, DNI y cargo NdR) está practicando violencia organizada contra los suscriptos, situación que se evidencia también en tanto que la empresa no ha tomado ninguna medida sancionatoria en el marco de sus obligaciones con estas personas pese a que no trabajan, se agolpan en nuestros puestos de trabajo gritando, insultando, amenazando (…). El escrito judicial concluye: “Se reitera la intención de esta agresión organizada por los directivos de la empresa es impedirnos el contacto con los más de 500 compañeros de trabajo que se desempeñan a la fecha en el establecimiento.”

Tiros al aire y policías “blindados”
Pero no solamente dentro de la empresa se producen hechos de violencia y ataques contra quienes encabezaron la lucha por la defensa de los puestos de trabajo. Los trabajadores despedidos que mantienen un acampe fuera de la planta reclamando su reincorporación también sufrieron amedrentamientos con métodos mafiosos. En otra denuncia penal que también se presentará este miércoles donde se consigna que “en fecha 15/08/14 en el horario aproximado de las 04:30 a las 6 hs. un vehículo desconocido tipo Renault Clío negro, en el que se trasladaban dos personas transitando a una lenta velocidad de 20 Km. por hora aproximadamente, procedió a realizar tres tiros con arma de fuego al aire. Los disparos fueron efectuados por el acompañante del conductor, el primero de ello a la altura del ingreso al estacionamiento de la empresa y los dos siguientes a unos 15 metros donde está la Carpa.”
El relato denuncia la actitud insólita de la policía que se encontraba a metros del lugar: “Vale destacar que al momento en que se efectuaron los disparos había en la puerta de ingreso al estacionamiento de la empresa un patrullero de la Policía Bonaerense. Cuando nos acercamos a dichos policías para que siguieran al vehículo en cuestión los efectivos en el lugar nos dijeron que eran policías de la Matanza y no conocían el lugar y por eso no los iban a perseguir al tiempo que nos sugirieron que nos cuidemos nosotros porque ellos estaban blindados”.

El corralito 
En la misma denuncia penal se denuncia un segundo hecho de hostigamiento por parte de las fuerzas de seguridad: “Pese a que la manifestación en la Carpa es pacifica, quienes permanecemos en la misma alternadamente, no solo trabajadores despedidos, sino miembros de organizaciones sociales solidarias que vienen apoyando nuestro legítimo reclamo, estamos siendo víctimas de permanente hostigamiento por parte de las fuerzas de seguridad, ya que entre la franja horaria de 05 a 16 hs. aproximadamente, cotidianamente la guardia de infantería de la Policía Bonaerense conjuntamente con efectivos de gendarmería nacional forman un literal corralito cercando todo el perímetro de la carpa en sus cuatro laterales con decenas de efectivos (…)”
Todos estos demuestran que el conflicto no está cerrado y mucho menos “normalizado”, como afirman Berni o Tomada en los medios de comunicación. Este miércoles está convocada una nueva jornada de protesta, en las vísperas del paro general convocado para el día siguiente.

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La dictadura imperfecta

F.R


Fotografía: Alejandra Villacorta / Enfoque Rojo

En los alrededores de la planta de Lear en la localidad de Pacheco reina un “estado de excepción”, garantizado por la policía, la gendarmería y a veces por esa farsa de pequeño bonaparte criollo llamado Sergio Berni. Dentro de la fábrica, los hechos de los últimos días confirman que existe una dictadura.
Sin embargo, todo el aparato estatal y para-estatal que se monta cotidianamente afuera y adentro de Lear es una manifestación del miedo y de las “imperfecciones” y límites del totalitarismo patronal-sindical.
La patota de SMATA comandada por la gerencia de la empresa que hostiga, amenaza y ataca al grupo de delegados que debieron ser reinstalados a sus puestos de trabajo después de una larga pelea tiene dos objetivos: “quebrar”, si es posible, a los legítimos delegados, pero sobre todo provocar hechos de violencia que los separen de sus compañeros de trabajo. 
Es una confesión de la desconfianza de la empresa y el sindicato que no pueden sostener sus propias mentiras en condiciones normales. Separar violentamente a los delegados de sus compañeros es una muestra de temor al peligro estratégico de esa unidad.
Uno de los delegados reinstalados relató que pese a toda la coacción ejercida dentro y fuera de la planta, al control policíaco de los gerentes de recursos humanos que levantan la amenaza permanente del despido; existen muestras de solidaridad y de bronca contenida ante el hostigamiento, expresadas en un saludo, en un pulgar levantado o en una mirada cómplice. “Acá en cualquier momento nos hartamos y terminamos a las piñas”, comentó un viejo obrero masticando bronca. 
“La situación se hace insoportable para los compañeros”, afirma el delegado; describiendo el clima que se vive cuando se producen las cobardes agresiones desiguales de una patota de más de 50 personas contra un grupo de delegados separado de muchos de sus compañeros despedidos. La cobardía que caracteriza a los débiles o a los vendidos.
Ese odio o bronca, hoy contenidos, es la base de futuras rebeliones cuando cambien las condiciones de la lucha de clases, en la fábrica o en el conjunto del movimiento obrero. 
La “dictadura perfecta” fue el sueño dorado que nunca lograron imponer ni los más grandes dictadores a los largo de la historia.
Tampoco lo logrará el monopolio de la norteamericana Lear, pese al apoyo de las fuerzas de seguridad o las patotas de SMATA. 
En esa perspectiva cobra valor estratégico la resistencia que los trabajadores reincorporados (o los que se puedan reincorporar en una lucha todavía abierta) y de los delegados en las condiciones coyunturalmente adversas, impuestas por el aparato estatal y para-estatal que garantiza esta “pax” blindada. 
Un “orden” que se verá nuevamente cuestionado este miércoles en una nueva jornada de movilización de los trabajadores despedidos y las organizaciones solidarias.

(Este miércoles 27 mientras de desarrollaba un nuevo corte en la Panamericana, la empresa impidió ilegalmente el ingreso de los delegados reinstalados a la fábrica. Alegan "reasignación de tareas")

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