Un contrapunto con JDM y "Los Galos de Asterix"

El amigo Juan Dal Maso del blog "Los Galos Asterix", vuelve nuevamente sobre el debate alrededor de las fortalezas y debilidades del kirchnerismo o de la actual coalición cristinista. El debate, que empezó acá , siguió en varios lugares y nosotros hicimos nuestro aporte acá, es interesante y se ubica muy por arriba del mecanicismo simplista en el análisis del presente político, que sólo lleva al consignismo impotente.
Sin embargo hay cierto riesgo de hacer una discusión abstracta, donde no se termine de definir concretamente la densidad de las fortalezas y debilidades del régimen, luego del amplio triunfo de CFK.
Creemos que para esto, las categorías gramscianas son insuficientes. Nosotros abrimos un debate con ciertos sectores del kirchnerismo, para demostrarles que incluso "desde Gramsci", de quien se apropia cierta intelectualidad K o filo K, el kirchnerismo era proceso político "restaurador". 
Pero la utilización de los conceptos gramscianos tiene que ser mediada por las características peculiares de los regímenes políticos en los países semi-coloniales, es decir hay que complementar "Trotsky y Gramsci". Incluso las distinciones entre lo "orgánico" y lo "coyuntural" en el esquema gramsciano, también tiene límites de aplicación en países "atrasados" como la Argentina, donde gran parte de los fenómenos sociales y políticos de estas formaciones sociales especiales, son "no orgánicos", empezando por la misma burguesía.
Entonces cuando JDM dice "es importante no olvidarse de que el "sistema de partidos" dominante entre el '83 y el 2001 consistía en una combinación del peronismo como partido con "voluntad de poder" y de los radicales como partido republicano pero que "no sabe gobernar" (no terminaron ninguno de sus dos mandatos), con lo cual la "estabilidad" y "alternancia" del régimen político bipartidista en la Argentina tuvo y tendría muy poco que ver con la de un régimen consolidado del tipo demócratas y repúblicanos yanquis." (el resaltado es nuestro)
Creo que eso estuvo siempre en la base de la discusión, justamente porque Argentina es una semicolonia y EEUU, aunque ahora en crisis, la principal potencia imperialista mundial, sobre todo después de la Segunda Guerra, por lo cual la comparación nos dice poco. Su régimen político es "por naturaleza" más estable. De ahí la paradojal dinámica de la revolución, teorizada por Trotsky, que sentencia que se puede llegar antes a la toma del poder por el proletariado en los países atrasados, aunque mucho después al socialismo y viceversa en los países imperialistas (siempre que se tome esto en la historia, no como "regla positiva canónica", sino como leyes tendenciales).
Desde este punto de vista, cuando se dice que el kirchnerismo no reconstituyó un régimen de partidos estable, se piensa en un régimen con las características de una semicolonia (es decir, siempre más inestable).
En este marco viene la intrincada cuestión de la "hegemonía" y su densidad, es decir, en última instancia lo que nos importa es la capacidad de resistencia del régimen a los embates de la crisis y su consecuencia: la lucha de clases. En esto entra, lógicamente, la cuestión de la existencia o no de una fuerza política, es decir un partido que se prepare para triunfar, sin el cual el régimen político siempre encuentra una salida, que  da para otra discusión, pero vale la pena aclararlo.
Sobre esta cuestión del régimen y la hegemonía, JDM dice "En este contexto, el déficit de que no existe un sistema de partidos estable (ni las famosas coaliciones de centroderecha y centroizquierda de la "trasversalidad" ni el renovado bipartidismo de la "Reforma política") ha sido piloteado por el gobierno ocupando el espacio político que la oposición no puede ocupar, transformándose en un problema secundario en lo inmediato (...)"
Y hacia el final agrega "Con lo cual, la actual "hegemonía" kirchnerista puede transformarse en una nueva "crisis del Estado en su conjunto" en un futuro cercano"
Habría que aclarar la diferencia entre "inmediato" y "futuro cercano", para saber la importancia de la debilidad de una falta de partidos estable. 
Desde nuestro punto de vista, no hay hegemonía kirchnerista o es extremadamente débil (y estaríamos de acuerdo con JDM, si las comillas refieren a esto). Ni hacia adentro de su propia coalición, donde confluyen tendencias políticas divergentes, ni hacia la sociedad. No posee fracciones propias en el movimiento obrero (un problema latente que se hace presente cotidianamente), ni el movimiento estudiantil (en las recientes elecciones de las universidades nacionales, las fuerzas kirchneristas encontraron un gran límite).
Hoy tiene la fortaleza de las votos, que fueron una expresión más del pasado que del presente y paradójicamente en una comparación relativa con el mundo, aunque la economía comienza a mostrar tendencias opuestas a las que permitieron el "milagro" K, la Argentina tiene mejores condiciones que muchos países que están en debacle. Esto le da fortaleza política, incluso ganando puntos como "jugador" en escenario internacional.
En las concesiones y las conquistas materiales de las masas trabajadores y del pueblo en general, encontramos la base de esta adhesión débil, donde hay elementos "consensuales" y cierto transformismo, pero un gran peso de los elementos "coaccionales" e incluso represivos. 
El nuevo sentido común, que nombra Juan (que existe en gran parte del mundo con la crisis del "neo-liberalismo") de intervención estatal, también remite al peronismo histórico, pero sin acercarse a las conquistas (materiales y de organización) que obtuvo la clase trabajadora bajo aquel. Si lo que se hace de masas es la "idea" que el estado tiene que redistribuir, pero la "redistribución" real es pobrísima, la autoridad de ese estado es muy limitada, a las "ideas" como a las palabras, se las puede llevar el viento.
Con estas debilidades de la no hegemonía de la coalición y sin una alternativa fuerte en el régimen, cobra valor la cuestión de las posibilidades de "crisis" que abran líneas de falla o una "crisis del estado en su conjunto", como alerta JDM. Que siga el debate...

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