El FIT, los sindicatos, el programa y la estrategia




    "Sindicatos, cooperativas y diputados son la estrategia de Juan B. Justo. No veo que el FIT sea algo distinto a eso", afirma un compañero "anónimo" en un comentario a este sugerente post de Juan Dal Maso, a propósito del peligro del "juanbejustismo", versión siglo XXI. A su vez, respondía a otro comentario del compañero Luis Artana, que completaba la reflexión planteando que el antídoto contra el "juanbejustismo" es la lucha por recuperar los sindicatos, unir las filas de la clase obrera y sentar las bases para que ésta se convierta en hegemónica.

Hablando de la tendencia a la estatización de los sindicatos en la época de decadencia del capitalismo (en su fase imperialista), Trotsky afirmaba (en este caso para Gran Bretaña): "(...) la burocracia sindical se ha convertido definitivamente en parte del aparato político, económico y gubernamental del capitalismo." Y de este hecho sacaba como conclusión "A partir de ese momento, la tarea más importante del partido revolucionario pasó a ser la liberación de los obreros de la influencia reaccionaria de la burocracia sindical"En otra parte ("Los sindicatos en la época de la decadencia imperialista"), Trotsky afirma: "De todo lo anterior se desprende claramente que, a pesar de la degeneración progresiva de los sindicatos y de sus vínculos cada vez más estrechos con el Estado imperialista, el trabajo en los sindicatos no ha perdido para nada su importancia, sino que la mantiene y en cierta medida hasta es aún más importante que nunca para todo partido revolucionario". La traducción de otra edición impresa culmina de manera levemente diferente y dice: "se vuelve (la lucha en los sindicatos, NdR) en cierto sentido, revolucionaria". El espíritu es el mismo.

La tendencia general a la estatización de los sindicatos continuó durante todo el siglo XX y los regímenes "bonapartistas sui generis" (los nacionalismo burgueses), en las semicolonias, tuvieron como condición de su propia existencia la estatización de los sindicatos. Las fuerzas sociales y de clase que se enfrentan en el terreno nacional de las semicolonias o los mal llamados países atrasados - el capital imperialista, la clase obrera y las débiles burguesías nacionales- tienden a negar la democracia en general (por lo tanto, tienden al bonapartismo o al semi-bonapartismo), y la democracia sindical y obrera en particular.


De esto se desprenden algunas conclusiones:

1) No es lo mismo la lucha por conquistar los sindicatos hoy, lo que implica el combate por echar a la burocracia sindical peronista, que en la época de Juan B. Justo. La estatización llevada adelante por Perón, como forma de contención de la fuerte clase obrera que toma forma "industrial" y "moderna" de masas en los 30, convirtió a la burocracia sindical y a los sindicatos en general, en la "columna vertebral" no ya del movimiento peronista, sino de todo el régimen burgués. Ésta fue una conquista del capital sobre la clase obrera (lograr la dependencia del estado) que usufructuaron todos los gobiernos burgueses, hasta hoy.

2) Tampoco es igual (aunque se asemeja más) a los tiempos en el que Partido Comunista (los años 30s, del siglo pasado) cumplió un rol fundacional de sindicatos industriales, ya que hoy existen los sindicatos, pero están estatizados y tienen una burocracia con poder material (aunque hoy estén más débiles políticamente). Aquellas posiciones ganadas por el PC fueron desperdiciadas por la orientación política que tuvo el stalinismo criollo, que facilitó la tarea del peronismo.

3) La democracia "ciudadana" argentina, que basó su estabilidad durante las últimas décadas en los retrocesos y derrotas de la clase obrera (sin dejar de tender hacia alguna forma de semi-bonapartismo), puede permitirse inclusive, parlamentarios que se reivindican revolucionarios. Al mismo tiempo, su misma existencia, manifiesta la crisis de las representaciones burguesas y del peronismo mismo, por un lado, y por otro, la tendencia hacia la izquierda de franjas de la clase obrera. Sin embargo, la conquista de la "democracia obrera" implica un combate muchísimo más duro y por eso tal consigna (la "democracia obrera") va ligada íntimamente a la expulsión de la burocracia sindical, y abre el camino a la liberación de las fuerzas centrales de la clase obrera, a la transformación de los sindicatos en organismos de combate y por lo tanto a la unidad (la burocracia garantiza la división), y al desarrollo de comités de fábricas, el control obrero etc.
No por nada, entre las "ampliaciones de derechos" que concedió (o se le arrancó) el kirchnerismo, entre sus "democratizaciones" pasivisantes, nunca estuvo la "democracia sindical", ni siquiera una mínima medida de otorgarle la personería a la "inofensiva" CTA. Los fallos contra el "totalitarismo sindical" fueron arrancados a la justicia, cuando le era ya imposible sostener argumentalmente tremendo régimen, desde el punto de vista de su democracia. Y no siempre fueron cumplidos por las empresas, a quienes la burocracia ayudaba a "incumplir".

4) Las comisiones internas y cuerpos de delegados, que fueron el eslabón débil del sistema sindical argentino (y manifestaron las tendencias a la autonomía, a tal punto que no fueron incluidas en la legislación laboral peronista), son posiciones conquistadas por la izquierda y el FIT (esencialmente por el PTS y sus agrupaciones); y son necesarias pero no suficientes para desarrollar la fuerza de clase obrera y ponerla en escena, si no están puesta en función de recuperar las grandes organizaciones de masas (los sindicatos).



5) La discusión planteada es menos sobre la letra del programa (el FIT acordó un programa y una agitación masiva esencialmente correcta, en los limitados marcos de los spots), que sobre el carácter transitorio concreto que tienen cada demanda y el programa de conjunto; y sobre todo, sobre la estrategia para avanzar en organizar la fuerza que pueda imponer ese programa o sienta en su autopercepción que vale la pena lanzarse al combate por él.

6) Ejemplo concreto: si se recuperan algunos sindicatos importantes, lo que en sí mismo es toda una tarea programática "organizativa" de características revolucionarias y que lleva a inicios de guerra civil en el seno del movimiento obrero; si de los pone a la ofensiva por el programa de ocho horas de trabajo, salario igual a la canasta familiar, el fin de la precarización (todos contratados y tercerizados a planta permanente) y de la flexibilización, cambia toda la situación nacional.

Son demandas que en la media histórica pueden considerarse "mínimas" pero que tienen, en el capitalismo semi-colonial argentino concreto de hoy, un carácter mucho más transicional como programa, por el simple hecho que sobre la negación de aquellas está basado el "éxito" del modelo y, en gran parte, la estructura constitutiva del capitalismo mundial pos-restauración. Son demandas que pueden adoptar la forma de proyectos de ley de los parlamentarios del FIT, pero apoyados por los sindicatos "recuperados" y discutidas lo más ampliamente posible en las bases del movimiento obrero. Indiscutiblemente, esto abriría una etapa cualitativamente distinta en la lucha de clases, con dinámica permanentista que a su vez obligaría, lógicamente, a una aplicación dinámica del programa de transición.



7) La forma concreta que adopten, en una etapa de mayor ofensiva y de lucha de clases, las tendencias a la autoorganización obrera - ya sea retomando el último ensayo de coordinadoras en base a comisiones internas y cuerpo delegados o por la recuperación efectiva de sindicatos, o una combinación de ambas- es una cuestión abierta a los resultados de los combates futuros. 

8) Las batallas por el programa y esta estrategia en el movimiento obrero y la juventud, formarán los cuadros del partido que hay que construir y para el que los avances del FIT están abriendo el camino.

***

   En síntesis, el "juanbejustismo", como todo reformismo de avances por reformas graduales es imposible y utópico; o mejor dicho, puede "volver" como adaptación parlamentaria que evade el combate por la dirección efectiva de las masas para el desarrollo de su combatividad. Difícilmente esto último se logre, si no es a través de la dirección efectiva de la clase obrera y por lo tanto de la recuperación de sus organizaciones. Tarea de la hora para la que es necesario que la vanguardia esté organizada en partido (de combate). 
   Por lo tanto: "cooperativas", puede ser, "diputados", puede ser... Sindicatos, independientes del estado y con democracia obrera, eso no se logra con los métodos del "juanbejustismo", sino con los del marxismo revolucionario, es decir, del trotskysmo.

Comentarios

  1. Lo mismo opinaba Nahuel Moreno y termino encumbrando a Vandor a la cabeza de las 62 y a los burocratas de las Naranjas en los sindicatos de los ochenta. Pero lo que yo no sabia era que el metodo del marxismo revolucionario era usar la tribuna parlamentaria para recuperar los sindicatos como predica Altamira y o Ch. Castillo en las editoriales de La Verdad Obrera. ¡Camarada Juan B Justo, Presente!!!
    Compañero Anonimo

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  2. Compañero Anonimo: si te gusta más, es la fuerza de 1,200,000 votos en su mayoría de obreros, puesta en movimiento, lo que va a recuperar los sindicatos.
    Pero no obstante, esos votos y las bancas que significaron, no expresan nada? es igual que no haber conseguido esas bancas? esa tribuna usada en el sentido que plantea el post, no puede incidir a fines de la recuperación de los sindicatos?
    Por otro lado, una política burocrática tiene cabida en cualquier momento y circunstancia, pero lo que le achacás a Moreno, en todo caso no lo hizo a partir de ningún diputado, ni mucho menos de 1,2 millón de votos (aunque sí con un partido más grande, con programa y estrategias degenerados en fuga del marxismo revolucionario),

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  3. Anónimo, los propios ejemplos que vos das muestran que Moreno no pensaba exactamente eso. Justamente en el ejemplo de los años 80 que vos mencionas, además de la deriva que significó la teoría de la revolución democrática, el MAS no tuvo una política de desarrollar organizaciones independientes para aprovechar la crisis en la que se encontraba la burocracia a los fines de desarrollar una vanguardia clasista, ni tomando ejemplos como las antiguas coordinadoras ni batallando por una recuperación por direcciones clasistas y combativas. Por el contrario, educó a los nuevos sectores avanzados que surgían en la falta de delimitación a los de la burocracia peronista o del radicalismo, en pos de unirse contra los burócratas identificados y repudiados como tales por las masas obreras. El MAS llamaba a la unidad de peronistas, radicales, comunistas y socialistas para llevar adelante la tarea de elegir delegados combativos, centrada en un programa democrático (renovación de los cargos cada dos años, que los dirigentes ganen lo mismo que un trabajador, por elección de cuerpos de delegados y comisiones internas) y antipatronal para los sindicatos. Esto en si mismo no significa sindicatos independientes ni nada por el estilo. (Para ver más sobre balance del MAS, este artículo es muy útil http://www.ips.org.ar/?p=3110).

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