Scioli, el centro extremo y la extrema izquierda

Fin de semana salvaje. Cerraron las listas que competirán en las PASO y se realizaron las elecciones de Mendoza, donde perdió el peronismo y el Frente de Izquierda, encabezado por Noelia Barbeito (PTS), volvió a realizar una elección histórica.






Pasó el día finalmente del cierre definitivo de las listas que van a competir en las PASO de agosto y que delimitarán el escenario para las generales de octubre. 

El reducido mundo del país politizado “vibró” -si vale la expresión para este caso-, al calor de las idas y venidas, de las subidas y bajadas, de las aspiraciones y frustraciones de los candidatos; y de una rosca histórica con “minuto a minuto” televisivo incluido. 

El país real siguió su vida más o menos normalmente, con un lejano ruido de fondo de lo que se cocinaba en comités, locales o bares cercanos a las juntas electorales. 

El teatro de la democracia tuvo en este cierre un impacto mayor en la vida pública en relación a otros por ser la primera elección en 12 años donde se produce efectivamente una transición que augura tiempos de cambio. 

Los llamados “años kirchneristas” se apagan de la peor manera y lo confiesen o no, una gran parte de quienes apostaron a una utópica “primavera” avizoran un futuro sombrío envuelto en la bruma de una nueva desilusión. 

Se conoció el conjunto del armado de la coalición FPV-PJ, que lleva a Daniel Scioli como candidato a presidente. 

Habilitar a Carlos “el Chino” Zannini para que acompañe a Scioli y no participar en persona en ninguna de las listas, fueron las dos decisiones más importantes que tomó Cristina Fernández en estos días. 

Con el pasar de las horas se fue conociendo que un buen número de los llamados cristinistas o kirchneristas “puros” encabezan las listas a legisladores nacionales en varios distritos. Eduardo “Wado” de Pedro ocupa el primer lugar en la lista de diputados nacionales del FPV en la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof encabeza el mismo tramo en la CABA, lo secundan Nilda Garré y Andrés “Cuervo” Larroque. Finalmente, la cabeza del Parlasur la ocupará Jorge Taiana. 

El acuerdo que terminó con la aceptación de Scioli como candidato a presidente de una lista de unidad, parece sintetizarse en el epigrama: “sciolistas a los cargos ejecutivos y ‘puros’ a los legislativos”, tanto locales como nacionales, allí donde el kirchnerismo tiene candidatos para imponer. Así fue como cerraron las listas en provincias como Córdoba o Mendoza, con los matices y diferencias de los “colores locales” y las relaciones de fuerzas correspondientes. En Santa Fe, un distrito adverso en general para el kirchnerismo, Omar Perotti, un peronista sciolista que acaba de reconocer su derrota en las peleadas elecciones provinciales, encabezara la lista de senadores nacionales. 

La opción de Cristina de no participar en ninguna boleta se basa más en un cálculo político-electoral, que en la épica heroica con la que es revestida (“renuncio a los honores...”). El eventual resultado de una participación encabezando, por ejemplo, el Parlasur traía escenarios inquietantes. Bajar dramáticamente del generoso 54% del 2011 y peor aún, salir debajo de Scioli. Más en general, perder el halo de simpatía que tienen los que se van, “kirchnerizar” 100% a las listas y piantar votos “independientes”. Al filo del cierre, alguien que apuesta al triunfo del peronismo sintetizó: “por el bien de ella y el nuestro, esperemos que no juegue”. No jugó. Cristina cumple, Scioli dignifica. 

La decisión de optar por Daniel Scioli generó una crisis no menor en una franja importante de quienes apoyan al gobierno. Las defecciones impuestas a referentes como Taiana o Rossi ya no habían caído bien. Florencio Randazzo no era una expresión de los más “puros”, pero les permitía descargar su rechazo a Scioli, por lo menos en las PASO. 

Frente a la bajada obligada de Randazzo, hubo en general dos respuestas. Vimos a comunicadores y referentes de la clase media porteña (que hasta ayer eran “Randazzo o muerte”) exagerar su pejotismo y dar clases con el manual de conducción bajo el brazo, sobre la importancia de la verticalidad del movimiento nacional y la obediencia debida. Todo por el bien colectivo, que le permite seguir ocupando el cómodo lugar de las mayorías en el aparato. Daniel Tognetti les hizo, quizá, la chicana más lúcida: “si ahora quieren tanto la verticalidad, tomen el 86, se bajan en Ezeiza, tomen el primer avión a Madrid y diganlé a Isabel que reasuma. Qué mejor intérprete del pensamiento del General y del verticalismo que la mujer que estuvo 20 años con él”. 

Otras expresiones, un poco más pensantes y con cierta dignidad, levantaron la voz y dijeron que hasta Scioli no llegan, acompañan al kirchnerismo hasta la puerta del cementerio, pero no tienen ganas de enterrarse con él. 

El experimento hacia el futuro es en cierta medida inédito para la historia política reciente de la Argentina. 

El marco económico es de agotamiento de los pilares del “modelo”, pero la coyuntura se sostiene en base a factores que le dan cierta sobrevida. A diferencias de otros fines de ciclo, no hay catástrofe económica que horade las bases de apoyo de la presidenta saliente. El kirchnerismo encumbra a un hombre que está entre los preferidos del establishment y el empresariado y apunta a “condicionarlo” dentro de los lineamientos del “proyecto”. 

Pero la realidad es que “el proyecto”, sobre todo en el último tiempo, es también de Scioli. La hoja de ruta económica marcada, sobre todo desde el año 2014 para acá, es un programa que el gobernador bonaerense intentará llevar hasta el final. 

Hace bastante tiempo que el kirchnerismo tocó su techo como proyecto reformista (o de remedo de un “nacionalismo burgués”) y comenzó a transitar el camino de la sciolización. 

La fórmula “Scioli-Zannini” no hace más que sellar institucionalmente este movimiento que viene de mucho antes. 

El liderazgo del peronismo será otra de las cuestiones a definir en el próximo periodo. El kichnerismo contará con un bloque legislativo fuerte, pero dispuesto a colaborar con su “proyecto”, del que tampoco Scioli quiere sacar los pies. 

En ese marco, se medirá si Cristina mantendrá su conducción “desde el llano”, o pasará más tarde o más temprano al olvido “desde el llanto”. 

La ecuación se invierte. Luego de la asunción de Néstor Kirchner, fueron los diputados pejotistas los que acompañaron con su voto, las medidas que impuso la urgencia de la crisis y que (devaluación mediante) permitieron algunas concesiones. 

Ahora, serán los kirchneristas los que apoyen con su voto la continuidad de las medidas que ellos mismos comenzaron (en el caso de Kicillof es literal). 

Condicionados por la crisis, los conservadores ayudaron a estabilizar el proyecto reformista. Hoy los “reformistas” están ayudando y ayudarán a institucionalizar el proyecto conservador. Una dialéctica que se ha repetido muchas veces a lo largo de la historia. Lo que la “anomalía argentina” aporta de peculiar, es que todo esto se produce dentro de ese movimiento llamado peronismo. 

Mendoza y nuevo “batacazo” de la izquierda 

Lo verdaderamente nuevo que se ratificó este domingo con la histórica elección que hizo la izquierda en Mendoza, es la emergencia del Frente de Izquierda y de los Trabajadores. Cerca del 11% obtuvo Noelia Barbeito (PTS) en la elección a gobernador. Un batacazo que se suma a los que “nos tiene acostumbrados”, Nicolás del Caño (PTS), uno de los precandidatos a presidente que participa en la única interna competitiva nacional que quedó en pie en estas PASO, desafiando a Jorge Altamira. 

En Mendoza, el peronismo, luego de una crisis hacia el armado de las listas en las PASO se había unificado detrás de los referentes moderados (sciolismo) y perdió alrededor de tres puntos desde las primarias a las generales. Los mismos que sumó Barbeito y que le permitieron un crecimiento del 50%. ¿Una señal del posible desplazamiento de votos que puede darse en las elecciones generales frente a la desilusión de ciertas bases kirchneristas con la “tragedia Scioli”? Si esto es así, el otro interrogante que surge es cuál será la opción por la que se inclinarán en la interna del FIT. 

El marco de cierta estabilidad económica y escasa movilización social (donde juegan también las expectativas e ilusiones de la coyuntura electoral), convierte en más meritorio el sostenimiento de estos resultados para la “extrema izquierda”. 

Gran parte de la superestructura política y empresarial se rinde a los pies del representante del “centro extremo”. Los últimos de los “mohicanos sociolistas” fueron los panelistas de 678, genuinos representantes del “extremo tranfuguismo”, a los que Scioli se dio el lujo de chicanearlos sin que se den cuenta (“en 2011 yo saqué el 55% de los votos”) y hasta de “correrlos por izquierda” (“yo voy a todos los medios porque hay que dar el debate en todos lados”). 

La oposición “republicana” siempre encuentra la forma de encerrarse en su laberinto. 

La sciolización del kirchnerismo, el “enredo” republicano, todo es parte de lo viejo de la restauración. Lo único verdaderamente nuevo es la extrema izquierda, que la elección de ayer volvió a consolidar, posicionando a sus jóvenes representantes mendocinos en un excepcional lugar hacia las PASO.


Comentarios

  1. Muy buen comentario que inhibe un poco la alegria que corre por las redes. Soltemos las riendas a la alegría, aunque transgredamos un poco la linea de seriedad intelectual. Viva el FIT-PTS!

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