La huelga docente, el paro del 10 y la "coyuntura estratégica"





Parece que este año va a estar signado por la vuelta de los sindicatos. La Argentina retorna a lo clásico: después de una década, le sobran sindicatos y no sólo le falta burguesía nacional, sino que también se le termina el kirchnerismo. Si hasta las banderas de la “ampliación de derechos”, empiezan a ser cuestionadas, por gente que sale espantada de su propio riñón
Y esta vuelta se da, en primer lugar porque la devaluación y la inflación complicaron las paritarias y dejaron en mal lugar a la burocracia. En segundo lugar, por la huelga de los trabajadores y trabajadoras de la educación que tiene alcance nacional, con epicentro en la PBA y paros escalonados en muchas de las provincias (con un reciente triunfo en Chubut). En tercer lugar, porque Moyano y Barrionuevo, salieron a convocar el paro que muchos trabajadores estaban esperando desde hace casi un año y medio. 
Entre paréntesis, la huelga docente interviene con la fuerza de los hechos en el famoso debate académico que “problematizaba” (en el sentido de “lamentar”) la cuestión de la separación tajante entre “la fábrica y el barrio”, durante y después del neoliberalismo. Los pobres urbanos, muchos de ellos vueltos a proletarizarse (o semi-proletarizarse) que son base de maniobras del clientelismo de los “barones”. La huelga, las cientos del movilizaciones de docentes a lo largo de todo el territorio bonaerense, viene a poner sobre la mesa que “entre la fábrica y el barrio”, está la escuela. Donde trabaja una fracción de la clase obrera, que si bien puede mantener resabios de identidad “socio-cultural” con los sectores medios, consumó con esta acción histórica el proceso de proletarización que viene de hace tiempo. En síntesis, la expansión económica, viene acompañada con cierta urbanización y modernización y su consecuencia inevitable: la proletarización. Los territorios feudales o mazorqueros, ya no lo son tanto, y por lo tanto también muestran los límites de sus métodos de contención social y política (lo que no quiere decir que no cumplirán su rol en las futuras “triples A”). Y todo esto, sin que la dirección central del sindicato docente, tenga una política para institucionalizar esa alianza que se da de hecho, por el apoyo hacia los y las docentes. Como se planteaba en estas discusiones entre Trotsky y sus colaboradores (“Sobre la cuestión de ganar a los campesinos. Aquí, hemos descubierto que los maestros pueden jugar un papel clave… Los maestros y los ferroviarios son el eslabón entre el campesinado y los obreros de la ciudad”). El lugar de los campesinos en la Argentina, lo ocupan los pobres urbanos, la función de “eslabón” de los docentes puede ser similar.
Más allá de las cuestiones relacionadas con la interna del peronismo, que las hay ¡y cómo! (Baradel llorando en 6,7,8) o las motivaciones políticas que puedan tener Moyano y Barrionuevo (denuncia de manual de Capitanich), el llamado al paro nacional, termina de mostrar una tendencia que está latente pero no se desarrolla: la de la convergencia de los distintos reclamos obreros en una gran acción de envergadura nacional.
Y esa "tendencia al frente único obrero", que es la condición para la emergencia de la tendencia a la huelga general, es la que vuelve a surgir a través de los cambios de coyunturas). Y resurge en forma inconsecuente, fragmentaria, obviamente por la política de las direcciones burocráticas, pero también porque el ajuste viene planteado como un ajuste "negociado" y no un choque de frente contra la clase obrera (sin dudas de consecuencias imprevisibles). Este ritmo quizá sea el “mejor”, para decirlo de alguna manera, para las tareas preparatorias y el agrupamiento de fuerzas. 
Desde este punto de vista, en el desarrollo de la situación, podemos ir configurando lo que Gramsci llamaba el plano de la "coyuntura estratégica", es decir un momento en el que convergen las fuerzas sociales en pugna, su grado de preparación y disposición a la lucha y todo ello configura las características de una situación original y peculiar, que en este caso contiene elementos dispares: el avance de la experiencia de la clase trabajadora con el kirchnerismo y por esa vía con el peronismo, con los trabajadores de la educación como "bisagra" que demuestran la potencialidad unir a clase obrera, los pobres urbanos, y capas medias progresistas como un actor destacado del pase a la oposición, que objetivamente se ubica por izquierda de Massa, Scioli y CFK. El cuestionamiento de la burocracia sindical y el crecimiento de la izquierda, pero sin que la burocracia pierda la dirección. A nivel más general de la clase obrera, un descontento con el gobierno que todavía no se transforma en odio (aunque entre los docentes, hay un odio bárbaro) o en una sensación de que es realmente insoportable su continuidad, como ocurriera con los últimos años del menemismo. En suma, crecimiento de la lucha de clases, con la burocracia incómoda pero no entre la espada y la pared, avance de la ruptura con el gobierno, pero no todavía una ruptura en clave revolucionaria. 
Desde el punto de vista de la reconfiguración subjetiva de la clase obrera, estamos en una especie de meseta (en la superficie) que esconde toda clase de experiencias complejas (en las profundidades), en muchos casos desconocidas incluso para cierta izquierda más dispuesta a poblar los pasillos de las facultades que las líneas de producción de las fábricas. La adhesión al FIT de importantes franjas de la clase obrera, no debe hacernos perder el punto de vista más global. Que la izquierda tenga peso como frente de independencia de clase, muestra precisamente que el proceso del movimiento obrero es persistente pero no mecánico y no sigue ninguna "teleología" según la cual la clase obrera pasa del punto de vista burgués al revolucionario, sin solución de continuidad. 
En ese sentido, las variantes de desarrollo posible están abiertas. En la actual situación coexisten el espacio del FIT, los frentes únicos sindicales de corrientes antiburocráticas (como el Encuentro de Atlanta y muchos otros a escala regional o local), las tendencias antiburocráticas "autoconvocadas" como en la PBA. Ni el FIT es el Partido Revolucionario, ni el Encuentro de Atlanta es el Frente Único Obrero de masas clásico, ni las asambleas de base son los Soviets o Coordinadoras, pero en cada uno de esos elementos, surgen puntos de apoyo para el desarrollo de experiencias más profundas. En la intervención con distintas formas de políticas de frente único, que es un reconocimiento de las disparidades y diferentes momentos y experiencias por las que pasan los distintos sectores de la clase obrera, a la vez que la búsqueda de un cauce a las aspiraciones de unidad; está la clave para el desarrollo y construcción revolucionaria.

Juan Dal Maso y Fernando Rosso

Comentarios

  1. Muy buen post compañeros! La huelga de los docentes en especial la de Pcia, no solo demuestra un fenómeno político por abajo contra el gobierno de características extraordinarias, también demuestra la centralidad y potencialidad de sindicatos como SUTEBA Pcia (tiene xx afiliados) y la relación estratégica que puede establecer con los “pobres urbanos” y con el conjunto de la clase obrera, en lugares claves como el corazón del peronismo matancero. Además de la relación natural entre maestras y obreros, en el barrio y en los hogares. Los fines de ciclo –Menemismo Dellaruismo y ahora del kirchnerismo- estuvieron marcados por grandes huelgas docentes como la del 2001 y ahora 2014, actuando como caja de resonancia del pase a la oposición de amplios "sectores medios" y seguramente, hoy, repercutiendo en sectores de la clase obrera que se podrán expresar, si lo toman en sus manos y tal como lo hicieron el 20 N, el 10 de Abril ¿será lo mismo en los cordones industriales un 10 de Abril con o sin la gran huelga docente de la pcia? Y acá me vuelvo a preguntar ¿hay que volver a pensar que relación estratégica hay entre el SUTEBA TIGRE y Doneley, Kraft, Pepscio y WV? ¿entre Jabón Federal y el SUTEBA MATANZA? ¿SUTEBA LA PLATA ENSENADA con el Astillero? ¿Será lo mismo que las seccionales recuperadas SUTEBA votén y convenzan en sus plenarios de más de 900 docentes, tomar el 10 de Abril en sus manos? ¿Se podrá ver los guardapolvos y los overoles en la panamericana?

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